AHORA QUE APARECIERON LOS BANCOS, OBLIGADOS POR NUESTRO PROYECTO DE LEY, ACLARAMOS:
En los últimos años en Costa Rica las estafas bancarias han ido en aumento de una forma alarmante. Esta ola delictiva ha golpeado duramente a personas y empresas por igual. El grupo Gente Estafada en los Bancos de Costa Rica, conformado por ciudadanos como usted, alza su voz con profunda preocupación y ha dado el primer paso en este llamado a la acción.
Las cifras no mienten y revelan una situación insostenible que exige cambios profundos en la legislación que obligue a las entidades bancarias a ofrecer la seguridad a sus clientes:
Año | Cantidad anual |
2021 | 939 |
2022 | 3132 |
2023 | 3274 |
2024 | 6934 |
Total de estafas: 14279
Monto Total Estafado: 57.921 millones
Sólo en los últimos cuatro años (2021-2024), el OIJ reporta 14,279 denuncias por estafas informáticas. (¡Más aquellas que no se denunciaron!) Según las estadísticas publicadas por la prensa, en estos cuatro años se estafaron más de cincuenta y siete mil millones de colones de los bancos nacionales, pertenecientes en su totalidad a sus clientes.
Estas cifras son mucho más que números, representan la angustia de familias endeudadas, sueños rotos, salud quebrantada e inclusive personas fallecidas. También, una gran pérdida de la confianza en el sistema financiero. Cada estafa es una violación a la seguridad y el bienestar de miles de ciudadanos.
Por todo los anterior, nos hemos unido con cuatro objetivos claros y urgentes:
- Eliminar las Estafas: Nuestra lucha está enfocada en eliminar el flagelo que representan las estafas en el sistema bancario, conscientes de que, solo involucrando en las pérdidas al Sistema Bancario, este se activará con interés propio en ese sentido.
- Ley N° 23.908: ¡Una Herramienta Indispensable! Exigimos la pronta aprobación de este proyecto de ley, que, si no resulta desvirtuado en el proceso legislativo, fortalecerá la protección de los usuarios bancarios y agilizará la respuesta ante estos delitos.
- Responsabilidad bancaria: En el proyecto de ley, establecemos que las entidades bancarias deben implementar medidas de seguridad robustas y efectivas para salvaguardar el patrimonio de sus clientes y actuar con protocolos claros que les hagan actuar de manera prioritaria e inmediata en cada caso.
- Desvirtuar conceptos errados: En nuestro quehacer ya hemos podido dejar claro que las estafas no son tema de La Reforma. Son crimen organizado, que no es como se dice, “que hacen incurrir en error a las personas mayores”, porque jóvenes, adultos de todas las profesiones y niveles sociales han quedado sin recursos, ante la mirada indiferente de los bancos. Bases de datos, algunos contadores públicos, cuentas mula, gatos caseros, todo es parte de una Red de Crimen Organizado.
Exhortamos a toda la población a: Actuar ahora y unirse a esta causa. Tu voz es fundamental para presionar por el cambio y devolverle lo perdido a las víctimas. ¡Hágalo!
Exprese su apoyo: Utiliza todos los medios a tu alcance para manifestar tu respaldo a la Ley N° 23.908. Para más Información:
Facebook: Gente Estafada en los Bancos
Instagram: genteestafadaenlosbancosdecr
Tiktok: gente.estafada.en
Contacte a los diputados, hazles saber a tus representantes en la Asamblea Legislativa que la aprobación de esta ley es una prioridad impostergable.
No podemos permitir que las estafas bancarias sigan robando la tranquilidad y el futuro de los costarricenses.
¡Juntos, podemos marcar la diferencia!
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Aprobación del proyecto de Ley.
Lo que digan los bancos es solo una cortina de humo porque tiene que haber más gente involucrada: desde funcionarios o ex-funcionarios bancarios, infiltrados en en el Banco Central hasta gente en el OIJ que los encubra y proteja para que logren sus fechorías …
Habiendo sido víctima de la ciberdelincuencia el 11 de diciembre de 2018 y colaborando arduamente tanto con los bancos así como con el OIJ por casi tres meses, llego a las siguientes conclusiones.
Yo no fui una víctima fácil, tonta e ingenua como muchos quieren hacernos parecer.
Si el banco hubiera tenido un sistema de bloqueo de cuentas directo, inmediato y automático, a mi no me hubieran transferido ni un cinco porque yo llamé antes de que viniera el primer rebajo de dinero. Yo pude ver todas las transferencias de diferentes valores en tiempo real en mi celular mientras hablaba con el representante bancario que me atendió ese 11 de diciembre de 2018.
Esa noche no dormí esperando el sábado, a las 9:00 am para presentarme a las oficinas del Banco Popular para ir a revisar mis cuentas y los daños totales.
Cuando me senté con la funcionaria del banco para ver los movimientos de cuentas encontramos inicialmente varios movimientos inauditos; transferencias en tiempo real de otros bancos a mi cuenta del Banco Popular y de ahí a siete cajeros automáticos en San José desde donde al final se extrajo el dinero.
Una vez terminados mis tramites y averiguaciones en el BP me fui al Banco de Costa Rica donde tenía una cuenta inactiva, pero con unos ahorros. Mi sorpresa fue que todos mis ahorros habían sido transferidos a mi cuenta del Banco Popular, el mismo día y a la misma hora en que cometieron la estafa. De ahí me fui con los documentos aportados por el Banco a poner la denuncia en el OIJ donde lo atienden a uno muy amablemente, pero no le dan esperanzas de nada porque dicen que ese tipo de denuncias la reciben todos los días y hasta se toman el tiempo para contarle a uno como “los robos los hacen desde la cárcel y que si uno pone mucha atención hasta se pueden escuchar en el fondo a otras personas (reos) hablando y riéndose”….
Gente, la historia es demasiado larga y frustrante para contarla aquí.
Analizando y recapitulando: Yo personalmente NO creo que esta estafa y con todos los movimientos que nos hicieron a mi hermano y a mí se hayan podido originar desde la cárcel.
El trabajo logístico-informático y de inteligencia JAMAS puede venir de la cárcel y realizado con un simple teléfono celular guardado en un orificio oculto de pared, alcantarilla o ano por más de 12 horas al día.
Puedo imaginar especialistas en ingeniería informática trabajando plácidamente desde una oficina o habitación con aire acondicionado para llevar a cabo sus fechorías. Y lo que es más, puedo creer que quienes llevan a cabo este tipo de estafas son top funcionarios de cuello blanco del Banco Central en complicidad con amigos hackers o phishers de su confianza y con acceso a secretos bancarios que ni siquiera los gerentes de los bancos individuales pueden accesar.
Los movimientos SINPE que a mi y a mi hermano se nos realizaron en tiempo real no los pudo haber hecho ni siquiera el gerente del BP en mi ciudad y como me explicaba un funcionario del Banco Nacional de donde le sustrajeron dinero a mi hermano también, el no cree que ni el máximo gerente del BN pueda accesar a las cuentas de un cliente en otro banco: sólo un funcionario especifico de los que trabajan en el Banco Central podrían haber realizado tales transferencias y violando telemáticamente códigos y secretos bancarios.
Mi pregunta es ¿Cómo es posible que en ocho años de estafas el OIJ no haya podido seguir la pista de direcciones IP, números de teléfono desde donde salen las llamadas para las estafas aunque sean números prepago o encarcelado a ninguna de las personas de las cuentas destino a quienes se les han transferido los dineros de las personas estafadas; porque, en mi caso cuatro de ellas son ciudadanos costarricenses y tres son extranjeros radicados en Costa Rica, según los datos que tengo y aportados por el mismo BP?
Es mentira que en la mayoría de los casos las personas estafadas brindamos información personal. Cómo lo escribí anteriormente yo ya tenía varios meses de estar recibiendo supuestas llamadas de bancos y esquivando todo tipo de ofertas, tarjetas, ayudas y beneficios y me agarraron con la forma más tonta e inimaginable: la confirmación de algo que ellos ya tenían – mi número telefónico.
Yo no ingresé a ningún link o pagina que me redirigía a otra pagina ni a compras vía internet ni completado estadísticas o formularios con información sensible ni di contraseñas mías ni coordenadas de mi Clave Maestra ni el numero originado por un Token, dos dispositivos de seguridad que ni siquiera tiene el Banco Popular.
A mi me extraña que doña Karla Chinchilla, exjefa de la Sección de Fraudes del OIJ quisiera siempre tapar el sol con un dedo para disimular su incompetencia y poniéndose de lado de los bancos al argumentar que estas estafas son culpa del usuario por ofrecer información sensible. No necesariamente se tiene que dar ningún tipo de información sensible, así no es como funciona esto en muchos casos, como en el mío. Creo en la fácil vulneralizacion del sistema bancario nacional por ciberhampones en complicidad con funcionarios bancarios, investigadores, policía, o exfuncionarios que manejan los sistemas informáticos y particularmente las transferencias SINPE.
Si los bancos en ocho años o más (como dice La Nación del 20.04.20) han sido incapaces de detener las estafas informáticas a sus clientes, deberían buscar otros mecanismos para detener estos robos descarados y que directa o indirectamente, nos afectan a todos, y son responsabilidad del banco también.
Cuando yo sufrí mi primera estafa en diciembre yo pregunté que si había alguna manera o clausula que me permitiera prohibir transferencias de más de ¢100.000,00 al día y me dijeron que NO.
Yo soy y siempre he sido una persona cuidadosa y responsable con mis finanzas y no necesito hacer transferencias tan altas por medio de ninguna plataforma de internet.
Para mi es mejor ir directamente al banco y hacer las transferencias en plataforma y lo único virtual que si me gusta hacer son los pagos de servicios de mi casa (agua, luz, teléfono, internet). Entonces no veo ninguna razón por la que se me quiera obligar por parte de un banco, que no se puede hacer responsable por daños y perjuicios a sus usuarios, a mantener una cuenta que no ofrece garantías reales de protección con plataformas vulnerables para la ciberdelincuencia que cada vez vendrá con más violencia y fuerza para actuar contra los ahorrantes, tarjeta-habientes, usuarios bancarios y sin que medie ninguna protección o seguridad real por parte de la entidad bancaria en la que hemos depositado nuestra confianza y nuestros ahorros… Mantengo abierto y activo mi caso y espero que pronto se cambie la legislación que obligue a los bancos a responsabilizarse de las transacciones no autorizadas ni solicitadas por mi persona o por cualquier otro ser humano con ahorros en la incompetente banca costarricense.